(lectura de las memorias “Suburbio de
perros y lobos” de Silvio Reyes Heras)
Por James Martínez Torres
Murieron en el viaje. /se
quedaron sucios/ en plena calle/
No cruzaron al otro lado/.
nadan recuerdos en mis lagunas
mentales, / por una dosis/ alguien cambia/ la silla de ruedas de su invalidez/.
vendo mis zapatos/ consumo a mis
hijos/
traigo/ el cerebro lleno de humo/
y humo están hechas mis esperanzas.
por qué no escribe un libro sobre
la adicción?/ buen chico, pudo ser alguien./
cómo mamá?/atendiendo a los
drogados en esta cantina de vómitos y pobreza?
(……….)
Paranoia./amiga, ya no quiero
viajar
/ y….../ ¿Cuántos años tengo
ahora, mamá?
Pedro Gil, 17 puñaladas no son
nada (Antología personal)
1. No hay ni habrá
cuartel en la lucha entre margen y las instituciones. El margen habla desde su
bello porte bizarro, desde sus cicatrices y el centro, los poderes médicos, morales, educativos, policiales, se
ven menoscabados ante una palabra que no aspira decir la verdad, pero cuyos
ecos traen vibraciones extrañas, murmullos que cuestionan nuestras propias
omisiones y necedades y refinados egoísmos. Tales advertencias quieren marcar
un escenario provisional para hablar de SUBURBIO DE PERROS Y LOBOS, memorias de
Silvio Reyes Eras, nacido en Cochas, perdido sitio del cantón Pucará, Azuay, y
crecido en las calles de Machala.
La memoria es un
género literario, donde el YO narrador exhibe su soberanía y despliega su
autobiografía, pero que en su fruición egocéntrica procura tejer un mundo,
versiones individuales, contrastar anécdotas y experiencias, pensar en voz alta
y pensarse en su propia empresa, acaso para iluminar el presente. Al respecto
Cecilia Inés Luque, decía
Las memorias enhebran una serie de eventos o anécdotas –ni
totalmente factuales ni totalmente ficticias- que han llegado al conocimiento
del que las cuenta ya sea por experiencia personal o mediante su acceso a
ciertas fuentes de información. Con ellas se busca iluminar una época como
trazar la propia autobiografía. (2001: 183)
2.Pero, en el
caso de SUBURBIO…tenemos que se habla desde UN YO COMPLEJO en su agitada trama
de experiencias marcadas por el riesgo, la violencia y la auto flagelación; sus
pulsiones atávicas marcan el sello de los relatos,bajo la sombra de los
ancestros, sus mitos y su refranero; aquí encontramos la búsqueda de una
subjetividad, entre el aniquilamiento y la lucidez que solo se salva por la
escritura. Un YO complejo, que narra con densidad, sinceridad y acertado (intuitivo,
visceral) sentido narrativo,no contaminado con el estatus ilustrado, un yo que oscila entre la
nostalgia del abrazo materno y la búsqueda imposible del sentido de la vida.
Tales rasgos constituyen las condiciones de una “sanidad” síquica, finalmente resuelta
en el vómito de estas memorias, no exentas de densidad, de rigor reflexivo, de
una latencia que reclama y proclama de frente o con disfraces la presencia de
EL OTRO: prójimo o prójima, madre amigo hermano mujer, bandido o
bienintencionado, sano o enfermo, ladrón y drogo o ciudadano útil.
Este descenso a
los infiernos, guiado por el perro de la resistencia a la aniquilación final,
ha tenido su recompensa, auto-otorgada, gracias a una final reflexión que elige
reconocer el sin sentido de la vida como adversario con quien lidiar, desde una
perspectiva de drogo y bandido
(perturbado por la carencia, sudando frío, dándose contra la pared) que no
necesitó de psicólogos o clínicas de rehabilitación para regalarse un lugar en
el mundo, y se sanó por la escritura de las memorias y la aceptación del ahora
como desafío, con una sonrisa de condescendencia o amarga ironía.
3. EL PUNTO DE
VISTA de la voz que narra y el ojo que se mira y mira el mundo en SUBURBIO…..,
es básicamente contradictorio, descaradamente ambiguo. Habla de sus YOES desde
una conciencia escindida que no deja de juzgarse como tal: “…yo era todo nada más en sueños de cenizas y humo, más en la realidad
y era igual o peor…..Vivía en dos dimensiones (pero son más, JM): ora era el niño sobre la yegua; ora el
niño con la funda de caramelos; ora el niño durmiendo sobre el regazo de su
madre fantástica; ora el niño rechazado por su madre real; ora el niño
durmiendo sobre la vereda, ora el niño bandolero; el niño de los cuentos
encantados de mi pueblo; ora el niño perdido que nadie buscaba y que esperaba
que lo busquen..” (P. 135) Y en otra parte: “Pero es la ley del mundo, ser fuerte por un lado, débil por el otro.
Consigues odio o amor…eres o no eres.” (p.137).
4. RAZÓN MÉDICA
CONTRA REBELDÍA. En estas Memorias hay un volumen de argumentos rudimentarios
pero determinados por la necedad suicida del bandido que habla desde una
inteligencia social no cultivada, que desconfía de los poderes médicos y
correctivos del delincuente juvenil. “Uno se resiste, -dice- conscientemente, a aceptar la realidad del sicólogo, pues uno está
acostumbrado a hacer las cosas que le plazcan y ellos vienen a imponer…No
deberían olvidar que nosotros tenemos activado un mecanismo de defensa violento
y no es con violencia de palabras como se pueda perforar ese mecanismo….Nos
bajaban la moral…. (p. 160)…YO en el transcurso de haber vivido el inframundo,
desarrollé defensas como la violencia, la mentira, la extorsión, la fantasía.
En el momento que escuchaba “ladrón” y luego “eres grande” automáticamente
activaba mis defensas….o simplemente decía
lo que ellos no querían escuchar, porque ellos quieren escuchar la
mentira, por ejemplo, “Tiene razón” o “Voy a cambiar”. Yo prefería seguir la
fantasía a mis anchas…Mientras los demás decían la verdad de labios (para
afuera)...yo decía la verdad de mis
sentimientos” (p. 161).
Aquí descubrimos
un mecanismo intuitivo, dotado de voluntad de resistencia, que niega los
procedimientos seudo- médicos que administran cuerpos y siques, en nombre de la
salud y las buenas costumbres; una perversa estrategia que ataca la conducta y
el síntoma, simulando autoridad, que no duda en trabajar el sentimiento de
culpa, a veces a golpes de biblia, atormentando neuronas para producir una
falsa recuperación, domesticando el instinto destructivo y auto destructivo,
pero solo hasta nuevas crisis, energías reprimidas que solo podrá canalizar la
satisfacción del trabajo y la creación, el re-conocimiento de sí mismo, y el
amor de los demás.
5. PENSAR LA
ESCRITURA. Las memorias que comentamos responden a una meditada u cuestionada
labor de revisión del acto de escribir, orientada al público, a la recepción, comprendiendo
la diferencia entre el tiempo del relato
y el tiempo de la escritura, incluso la
variación de perspectiva del narrador para juzgar los hechos, lo cual revela un
acto de precoz madurez, que se interesa en las consecuencias delacto de
escribir como practica que deja huellas. Al final nos enteramos que el autor
entrevistó formalmente a sus mayores para acumular información sobre su
infancia y transparentar su recuerdo, en una operación investigativa
“etnográfica” que prefiero llamar emergente,
para mantener fresco el espíritu de estas Memorias. Así tenemos este párrafo:
(“SI ahora escribo esto, es porque he
tenido duros momentos de meditación para entender aquellos días y confieso que
NI YO MISMO puedo descifran lo que sentía….”) (P. 158)
6. LOS ZAPATOS DEL BANDIDO Y LA DISTANCIA
NARRATIVA: Nadie puede pedir una “estética” en estas Memorias. Aunque han
ayudado a producir una, del delito y la abyección, la obra de un Jean Genet
sobre todo en Diario de ladrón, la de
Charles Bukowski y entre nosotros la poesía de Pedro Gil: productos ejemplares
de cómo se puede levantar, desde estas experiencias, una poética con toda la
dignidad en que se juntan la vida y la escritura.Hablo un producto “bárbaro”
respecto a las prácticas académicas y de ahí suinvoluntario impacto
“subversivo”. Aquí, el estilo no solo se modula desde las lecturas sino desde
la actitud para contar, marcada por la emoción, el vínculo con el tiempo real
que regresa y una vocación para escribir
que el mismo autor confiesa haber sentido como impulso, en sus momentos críticos.
NO voy a
recrearme sobre la vivencia del lumpen, del bandido, sus códigos secretos, su
instinto destructivo y auto destructivo, su misterio, que en fin de cuentas,
reflejan los abismos de toda sique humana…Pero hay en el libro que comentamos “momentos
narrativos” claves, que podríamos calificar de literarios, que podrían envidiar
(y parodiar) nuestros escritoresprofesionales, momentos que arman el relato de
un buen “thriller”, y que resultaríanimposibles
cuando faltan los datos de la vida y el oficio de escribir no basta:
“Pero la calma estaba de paso y tan apurada,
que nos dejó. El chillido de una voz y un tiro, a correr. Nos metimos en una
casa abandonada, hubo un silencio, como si el enardecido populacho ya se
hubiera ido. Salimos a la calle,….uno que otro nos miraba. Íbamos tranquilos
caminando, los tres, hombro con hombro.
Pero faltaba el final. ….el guardia que nos venía
siguiendo, ¡cataplúm! A quemarropa. Corrimos pero Pescuezo se quedó o se había quedado.
Era todo tan rápido que el universo era yo. Nos lanzamos a otro solar vacío y
nos agazapamos. Pescuezo caminaba como desorientado y al fin lo pude ver con
claridad. Caminó despacio, aún con el revolver en la mano. Yo creo que él
tampoco sabía que llevaba el arma; caminó despacio y sólo cuando se volteó para
tocar la puerta de una casa le vi la mancha de sangre en la espalda. Habló con
una señora de no sé qué, cobró frente, caminó hasta un poste de luz y se sentó
para no levantarse más nunca. El guardia salió campante por la puerta de otra
casa, con la repetidora a la espalda, hasta parecía silbar. Se acercó hasta
Pescuezo con una sonrisa de satisfacción, la de un cazador acercándose a su
presa. Le quitó el revólver y se marchó.” (p. 109).
7. SABERES DE
VARIOS MUNDOS. La obra reúne los saberes ancestrales, campesinos, con toda su
mezcla de paganismo católico y filosofía popular, con dichos y refranes, por un
lado, y las prácticas y creencias supersticiosas del bandidaje orense de la
parte suburbana y porteña de Machala: de ahí que la densidad de estas memorias no
es solo narrativa sino cultural, producto de una memoria frenéticamente fiel. “Tú naciste de patas -le decía su abuela - es
por eso que eres andariego, jamás te estarás quieto en un solo sitio. Eso te
hará infeliz. Buscas lo que no has guardado” (p. 16). Y después: “Cuando era niño le tenía miedo a los muertos
y a la soledad y a los cinco o seis años
alguien me hizo tocar uno y desdeallí nunca he vuelto a temerles;
tampoco a la soledad; desde entonces he hablado con muertos, con mi abuelo, con
mi tía, mi tío,…luego vinieron mis amigos muertos” (p. 19).
Y más adelante:
“Recuerdo que aquel día llevaba un
rosario fosforescente colgado del cuello. Mientras corría lo apreté fuerte,
mentalmente dije “Dios te salve María llena eres de gracia, el señor es
contigo….” (p. 107). “….el negrose había hecho abrir el pellejo del pecho e
incrustado un crucifijo patas arriba; otro crucifijo, un poco más grande, atado
de cintas negras, patas arriba, lo guardaba en la cintura junto a una colt 45 y
jamás aflojaba la empuñadura.” (p.129). O, “No es que no supiera que robar y
matar era malo, pues con mi abuela había
aprendido (aunque es contradictorio) y en el catecismo me enseñaron todo eso;
ya sea por costumbre o por espiritualismo eso se conservaba en mí.” (p.
155).
8. LOS DIAS
BUENOS. El narrador repite incesantemente los momentos negativos claves de su azorada existencia, que giran alrededor
de una madre fría y la extrañada necesidad de abrazos de un niño bandido pero desvalido,
eternamente posando, maltratado, en casas de tías y abuelas y con la terrible
sensación del rechazo. ¿Estrategia de máscaras, dramatización para no ser
castigado, auto compadecimiento de bandido, reclamo de protección, qué mismo?
Hay una sucesión
de momentos y expectativas en que el amor y la solidaridad (aún entre ladrones
y asesinos) se expresa, otorgándole al rostro siniestro y sufridor del relato
una luminosidad acaso no reconocida por el mismo narrador en el recuento de su
vida: “Yo tenía el rostro manchado de
sangre. La novia de mi amigo me quería mucho (…) me limpió el rostro. (p.238).
“(salido del correccional) “yo con
los pensamientos de la llegada a los Sauces. Iluso, aún pensaba en la gloria de las drogas. Me imaginaba los
abrazos que me darían Donald, Muñeco, la
esposa de Panamo…” (p. 173). “(en el juego de amigo secreto, con un grupo
católico) Rosita me había comprado un par
de medias Tommy. Esas medias las guardé como un tesoro. Luego me alejé del
grupo juvenil” (p.165). (Don Celso López). Pasó a ser para mí uno de mis
Aristóteles, aunque no le fue fácil llegar a mí, pero tuvo paciencia, pues está
hecho de amor y paciencia hacia los niños tristes.” (p. 162). “MI abuela (el
día de mi primera comunión) me compró en los pulgueros que subían de ves en cuando
al pueblo, una camisa blanca mangas largas, un pantalón negro de tela, y un
pantalón negro de tela. Yo me puse muy feliz, pues primera vez que me compraban
una ropa especialmente para mí (…) En mi pecho no cabía de felicidad “(p.157).
EPILOGO (provisional).
Hay un niño
lavándose en el agua transparente de una quebrada las llagas de quemaduras en
sus piernas.Es una visión simbólica repetida en la narración, que apela al
dolor de la infancia. Es el niño violentado por la urbe, entre gomeros
agresivos y que después llegó al infierno de las casas suburbanas, donde drogos
y perseguidos vivían el infra mundo, la sobre muerte……
Hay un joven ya
lavado (provisionalmente) de tormentas interiores y dudas paralizantes, que ha
llegado por voluntad propia a la difícil lucidez, sin dejar de desconfiar de un
mundo que se resiste, aceptando el asombro de vivir, la experiencia de la lectura y la escritura, para lidiar con los fantasmas que nos acosan y neutralizar el
caos.
Y el niño que se
lavaba las heridas espera, Silvio, para que le cuentescuentos nuevos y regalarte
una sonrisa limpia, porque te busca, y ha venido a la ciudad para encontrarte.
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