martes, 14 de julio de 2009

El proceso independentista no puede estar en disputa

El proceso independentista no puede estar en disputa
El 10 de Agosto de 1809, sin poder ser comparado su valor historiográfico con el del 9 de Octubre del 1820, son partes del proceso que termina con la batalla del Pichincha el 24 del mayo de 1822.
(Ivin Opa)
La unidad que debemos seguir en nuestro proyecto de país, hay que consolidarla sustentando la memoria histórica, despojándonos del parroquianismo e interpretaciones regionalistas, reduccionistas por un lado, y centristas capitalinas por otro. Hay que considerar que fue un tiempo histórico donde participaron todos los pueblos, en un proceso rodeado de factores internos que sufría la península colonialista, así como los virreinatos, audiencias y presidencias de ultramar acá en América.
El debate del bicentenario de aquel intento primigenio de independencia, (como se haya presentado) quizá es el punto de inflexión donde comienza el periodo independentista en nuestro país, dada las circunstancias históricas internas que vivía Europa, las Cortes, la ocupación napoleónica y una acentuada disfunción de la monarquía, hecho que fue aprovechado por todas las Colonias para manifestar sus sentimientos separatistas de sus viejas madres patrias.
Dadas todas estas circunstancias el 10 de Agosto de 1809, sin poder ser comparado su valor historiográfico con el del 9 de Octubre del 1820, son partes del proceso que termina con la batalla del Pichincha el 24 del mayo de 1822.
La biregionalidad y el bicentralismo no han dejado ver claramente los procesos y aportes de los demás pueblos de la periferia, ya que la historia la escribieron los criollos más cercanos a la corona, no la escribieron (y para ellos no son actores) los negros, aborígenes y mestizos, aunque de esto ya se preocupó el Congreso Iberoamericano de Academias de Historia realizado ahora último en Quito, cuando el historiador Carlos Ramos manejó la ponencia "indígenas y negros en la independencia", así como también la historiadora española Carmen Sanz Ayán, cuando propuso la ponencia "SIMBOLOGÍA Y LEGITIMIDAD DE LA PRIMERA JUNTA SUPREMA DE QUITO 1809".
La memoria histórica nacional, con la participación de Miembros de la Academia de Historia del Ecuador, ya está sistematizando la participación de lojanos, cuencanos y orenses en las gestas de aquel proceso independentista, así como los aportes de la región sur del actual Ecuador que beneficiaran a la definitiva independencia de Perú, en la cual tienen gran participación los puertos de Machala y Santa Rosa en el abastecimientos de vituallas a los puertos de Paita y Callao, sin olvidar los aportes de Loja y Zaruma, así como de los cacaoteros de la parte baja, con la presencia del Coronel Cestari desde 1823, dando inicio quizá a otro proceso que está vinculado a la cantonización del Puerto de Machala en la Ley Territorial de aquel entonces.
El periodo independentista entonces, para sus actores, tuvo una visión más amplia en la cual todos luchaban contra un sólo enemigo: el colonialismo.
A doscientos años del primer grito de independencia, coincidiendo también con el centenario de la creación de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, la Provincia de El Oro, a través de la Prefectura y de editorial P&C, junto con la Academia de Historia, rinden homenaje a esta efemérides con la publicación de una historia compartida, titulada "LA GENERALA MANUELA SAENZ", del autor orense Vicente Poma Mendoza. El libro recoge el paso de Manuela Sáenz por estas tierras, rumbo al exilio.

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