jueves, 14 de octubre de 2010

LAS PEQUEÑAS BESTIAS DEL PARAÍSO

James Martínerz Torres

(Jóvenes que escriben en el taller de literatura de la Casa de la Cultura de El Oro)

Y es que esas viejas lenguas están
tan moribundas

Que en verdad solo por costumbre y
por falta de audacia
Las obligamos aún a servir a la

poesía
Guillaume Apollinaire


Mereces mucho más que
este intento de poema,/ que todas las
rosas prostituídas por el siglo XIX/
y un cielo descolorido con sus
estrellas pisoteadas / por el verbo y
el tiempo.
Víctor Sánchez Chuchuca

EL LENGUAJE: ENCUBRIMIENTO O TRANSPARENCIA
La palabra está marcada por la costumbre. Los discursos –sobre todo en espacios “ilustrados” – reproducen de modo exasperante un formato rígido, lleno de lugares comunes, de estereotipos y eufemismos, tanto en el momento del uso de la palabra oral en contextos formales como en la escritura. Nadie se escapa de esta maldición, porque es una especie de fatalidad cultural, ligada a los usos del poder en la academia, en el parlamento, en el periodismo oficial, en el discurso de los funcionarios y de las autoridades educativas y los burócratas : vivimos una parálisis del lenguaje profundizada por la presencia omnipotente de los medios audiovisuales . En esta encrucijada creo atisbar el problema del encubrimiento de la realidad; pues la palabra es una mediación decisiva entre las cosas y nosotros y solo opera como representación, como “puesta en escena” de la realidad.

LA POESÍA ES SUBVERSIÓN
El lenguaje poético no escapa a esta encrucijada de revelar u ocultar, y hay retóricas (modos establecidos de decir las cosas) para el efecto. Por eso, las viejas generaciones tienden a reproducir el modelo romántico intimista del siglo XIX : respetables maestras o solemnes intelectuales de alcurnia, suelen matizar su discurso con los consabidos “equipaje de ilusiones” , “luceros de plata” “risas cantarinas” o “arpegios armoniosos”. Moldes gastados por la costumbre, figuras anémicas por su facilidad y falta de capacidad para el asombro.

Por eso, propuestas nuevas, inscritas en lo que se conoce como “vanguardias” contribuyen a refrescar el lenguaje y la comunicación humana y estas tienen que aparecer como quiebres o negaciones radicales, que incomodan a la tradición.

Las olas ruidosas, mis zapatos nuevos, rotos. ¡Ya no hacen las playas ni los corazones como antes ¡ ...Los niños se ríen de mi melancolía y en mis escasas alegrías lloran por verme llorar...
(Fausto Sangurima)

La poesía morirá si no se la ofende decía ese viejo siempre saludable, el poeta chileno Nicanor Parra. Pero no se trata de agredir sino de una nueva conciencia y una nueva practica de la escritura. No es cuestión de la sa-gra-da ins-pi-ra-ción, sino de lecturas diversas y actuales, nueva sensibilidad, altas dosis de pasión y conciencia crítica, y apertura a otras experiencias y descubrimientos.

NO ES JOVEN QUIEN MENOS AÑOS TIENE
Las muestras de materiales poéticos que presento pertenecen a los jóvenes integrantes del Taller de Literatura de la Casa de la Cultura de El Oro y son solo indicador de una actitud distinta respecto al uso del lenguaje, y que, acaso sin proponérselo, conforman el espacio de una nueva ética de la escritura, como quería Barthes.

He caído profundo/ con puñales de madera / y relámpagos de tortura.
Ahora asciendo, alto y complejo/ no soy Dios, / no soy yo/ solo una porción de vidas paralelas efímeras/ que un día hicieron nacer el llanto.
(Jorge Aguilar)

No se trata de complicadas piruetas intelectuales: a estos jóvenes (muchachos y muchachas), les sobre espontaneidad, curiosidad y modestia y les falta malicia; les sobra ganas de leer y escribir y someter sus textos a la crítica y les falta el morbo de la fama. Su juventud no es cronológica, no está en los pocos años sino en la actitud: deseo de aprender, alegría, practica artesanal y búsqueda consciente.

Hoy te escribo para reclamarte por mí y por todos los amantes que han sido presos de tus cadenas, ahogados por tus mares y enloquecidos por tu locura. ....?por qué tan vil te apoderas de nuestro ser y sin avisar entras en nuestras almas y te robas nuestra cordura?
(Jessica Mora)

LOS TALLERISTAS:
Jorge Aguilar, Jessica Mora, Christian Obaco, Víctor Sánchez, Ronald Escalante, Fausto Sangurima, Fernanda Tusa, Hugo Abarca, Carolina Castro, y recientemente Judith Ruiz. Diferentes intereses temáticos, orientaciones, búsquedas: unos más profundos y reflexivos, otros más sensoriales. Unos más silvestres, otros con hambre de lecturas.

Estando con sus amigos les enseñó el celular y Jorge comenzó a aplastar los botones y empezó a brillar. De repente uno de sus amigos pensó: “qué rico sería tener un chocolate” y de pronto aparecieron bastantes chocolates y todos se sorprendieron al ver tantos.
(Carolina Castro)

El lirismo extremo, la blasfemia, el buceo de la subjetividad, la descripción de realidades imaginadas, la reflexión pausada sobre otras lecturas, el disfrute del lenguaje, la mataforización audaz y radical, la ciencia ficción, la minuciosidad descriptiva, la imaginería infantil, etc. son rasgos que encontraremos en la escritura de estos jóvenes, siempre abierta a los aprendizajes y las influencias formativas.

Los sueños mueren como páginas de historias,/ lentamente los va matando la soledad, la indiferencia./ El olvido es la pócima que el tiempo hace beber/ a la vida y la memoria, marchitando los recuerdos
(Fernanda Tusa)

DESARRAIGAMIENTO, UNIVERSALIDAD
Ellos (unos y unas mas que otros) saben lo que quieren y tienen una posición crítica sin alardes. Jorge Aguilar me sugiere: “pon que somos unos desarraigados y libres de cualquier maldita academia”. Cristian acota: “ y que cada uno es un universo diferente pero todo converge en la creación, la única patria”. Esto nos actualiza como los nuevos malditos, remarcan. Sin embargo, no es una pose de resentimiento y malacrianza: se visualiza en ellos certeza y serenidad, nada de broncas generacionales. Es que el centro de la localidad, del lugar natal, parece estrecho para estas búsquedas: ellos asumen una condición de universalidad, que ensancha su percepción de la realidad y les hace beber de todas las aguas de la cultura.

El reloj caminaba y no lo pude detener,/ como el viento en la torre de un alma desesperada,/ la libertad me esperaba como la ciudad al huracán/ como la noche al día/ como la matriz a un hijo
(Hugo Abarca)

CÓMO SE TRABAJA EN EL TALLER.
Nos caracteriza el tomar distancia frente a la rutina y la tradición. La crítica fundamentada a los métodos autoritarios de la educación formal respecto a la escritura y la lectura. El tallerista presenta un texto, con copias suficientes. Se lee en voz alta, varias veces, haciendo énfasis y vocalizando adecuadamente: el autor o autora es quien sabe los tonos. Luego cualquiera empieza el comentario. El coordinador incita a pensar: como suena, qué frase nos incomoda, dónde está el asombro, cómo encender la chispa de sentido poético.

 SERES
(Crónica de Katsuhiro Higarashi, 3 de diciembre de 2199). He estado en el laboratorio durante cinco días sin descanso, aún es indescifrable la invulnerabilidad de los bio-gérmenes, bacterias y protozoomas que se alojan en el cerebro y el torrente sanguíneo. La Alianza nos ha ordenado ir a la isla.
(Cristian Obaco)

Se trata de pensar el problema que estorba la fuerza comunicativa, la variedad del léxico, las ocurrencias metafóricas, el lugar de los adjetivos y los signos de puntuación. Pero antes que nada, esa ruptura, ese sesgo, que crea nuevos sentidos, lo singular expresivo de cada uno o una. Y siempre arrasando con lo trillado, lo trivial sin utilidad, las redundancias sin efecto poético. Se tacha, se añade, pero también se ríe y se reflexiona al calor de lecturas de fragmentos de otros textos que nos orientan . La última palabra la tiene el autor o la autora. Es que no existe “el método” del taller. Se construye como un evento inédito, y cada encuentro exige nuevas armas. La libertad, la receptividad, el respeto y la exigencia de una forma nueva.

Mítico péndulo que te abalanzas/ sobre un juego de ajedrez interminable/
Ligeras olas que se mecen al vaivén/ donde mis fantasiosas flores se sumergen/ Quisiera ocultar lo que mi corazón quiere tirar al viento/
¿Por qué es tan grande la vida y tan inesperada la muerte?
(Estefanía Apolo)

CONCLUSIÓN PARCIAL: (la gente también aprende sola)
La cultura está en la vida privada de los seres y Ronald Escalante es un joven que no necesitó taller para formarse con un narrador prolijo y bastante maduro en su proyecto. Ël sobrevivió al trauma de las burlas y castigos de su maestra de literatura en el Colegio, para recorrer su propio camino. He aquí una muestra de su escritura:

LA BÚSQUEDA
La playa es muy atractiva por las tardes. Padres, madres e hijos, y sobre todo turistas, concurren .A un costado de esas presencias, es decir, alejado, me encuentro yo, sentado sobre mi canoa, sin camisa, con un sombrero de paja toquilla y en compañía de Sarnalais, mi nuevo perro. Estoy preparándolas redes para ir de pesca; un noruego se acerca y me pregunta en español: “?conoces un hotel cercano?”.Le señalo con el dedo índice la dirección que debe seguir, me agradece y se retira corriendo. LA brisa es fuerte y el sol intenso; observo el océano con ojos diferentes, nuevos, reconfortantes, pero me distrae de aquello los ladridos de Sarnalais y su lengua extendida que embarra mi brazo y luego mi cara. Le brindo agua y nos aventuramos al mar en la canoa. Sarnalais permanece sentado delante, contemplando las gaviotas, y yo desde atrás, remo, sonrío. Sarnalais nunca ha sentido temor al agua; cuando pescamos guarda silencio hasta que la presa está dentro de la canoa, es entonces cuando se altera y ladra.

Retornamos a la playa. El crepúsculo aparece, la ventisca nos envuelve y hace más frío que de costumbre. Encendemos una fogata y preparamos, mientras nos secamos, los peces fritos que tanto nos gustan.

-Tranquilo, mañana será otro día, encontraremos a tu dueño-


Machala, Septiembre 20 del 2003

(Publicado en INFORME ESPECIAL, quincenario de El Nacional, Septiembre 21 /2003)

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